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domingo, 21 de junio de 2009

Ahora el toca el turno a la Banca, 9.000 millones de ayuda adicional

A finales de 2008 concretamente el 12 de diciembre y mediante un Real Decreto-Ley 10/2008, Se adoptaron medidas financieras para la mejora de la liquidez de las pequeñas y medianas empresas.
Concretamente expresaba:

Disposición adicional única. Cómputo de pérdidas en los supuestos de reducción obligatoria de capital social en la sociedad anónima y de disolución en las sociedades anónimas y de responsabilidad limitada.
1. A los solos efectos de la determinación de las pérdidas para la reducción obligatoria de capital regulada en el segundo párrafo del artículo 163.1 del texto refundido de la Ley de Sociedades Anónimas, aprobado por Real Decreto Legislativo 1564/1989, de 22 de diciembre, y para la disolución prevista en los artículos 260.1.4.º del citado texto refundido de la Ley de Sociedades Anónimas y 104.1.e) de la Ley 2/1995, de 23 de marzo de Sociedades de Responsabilidad Limitada, no se computarán las pérdidas por deterioro reconocidas en las cuentas anuales, derivadas del Inmovilizado Material, las Inversiones Inmobiliarias y las Existencias.
2. Lo dispuesto en el apartado anterior únicamente será de aplicación excepcional en los dos ejercicios sociales que se cierren a partir de la entrada en vigor de la presente disposición.

Esta medida tenía un fin por parte del Ejecutivo, y por ello voy a intentar explicarlo.

Primero. La crisis financiera que padecemos y que ya se vislumbraba a finales de 2008, provocaba que los bancos tuvieran y de hecho lo tienen un serio problema: Por un lado la falta de liquidez provocada por la crisis de las hipotecas "suprime" americanas que imposibilitaba el poder cumplir con sus vencimientos.

Por otro la crisis de solvencia provocada por la posible morosidad y además, por las depreciaciones de sus activos, lo que les reportaría un serio castigo y les obligaría a dotar provisiones inesperadas.

Lo de la liquidez ya fue solucionado por el Gobierno comprando, mediante el sistema de subasta los activos de calidad de los bancos, para pasar posteriormente a avalar las emisiones de deuda lanzadas por las Entidades Financieras de Crédito consiguiendo la liquidez suficiente para “capear el temporal" y arreglar sus balances.

Pero no todo estaba arreglado. Si el aluvión de concursos de acreedores que preparaban muchas promotoras se produjera de una forma rápida y desordenada, la solvencia de los bancos quedaría en entredicho. Es decir, si las promotoras no pudieran pagar las hipotecas que en su día el banco les concedió, generaría pérdidas para la entidad de crédito y necesariamente un consumo de Fondos propios, que pondría a muchas entidades en insolvencia, no solo a las empresas promotoras sino también al todo el Sistema Financiero Español.

Para las promotoras la negociación con la Banca, no es mas que “el pan nuestro de cada día”. Negocian y negocian para evitar su quiebra y además la de la Banca, evitando contabilizar pérdidas que repercutan de una forma directa y notable sobre su nivel de solvencia, con la problemática que ello conlleva para su actividad cotidiana.

Hoy las cosas no están para bromas. El dinero que pidieran en el Interbancario sería mas caro y las agencias de Rating bajarían su calificación con lo cual se dificultaría el negocio, ya de por si bastante “tocado”.

Dicho en “cristiano” y como resumen. Ese decreto permite que las empresas y de paso los Bancos y Cajas se permitan el lujo de no contabilizar la depreciación de sus activos y las depreciaciones de su cartera hipotecaria. Las promotoras saben que el valor de los pisos construidos ahora es un 30% inferior al momento en que empezaron a construir.

Además, con ese decretazo se produce un efecto directo sobre la responsabilidad de los Administradores, ya que la Ley la Ley exigía hasta ahora que los administradores respondieran con su patrimonio de las deudas de la sociedad si en dos meses, y por causa de la depreciación de activos, no hubieran disuelto la compañía.

Ahora, esa responsabilidad desaparece y los acreedores no podrán reclamar nada a los administradores si la empresa, como consecuencia de la depreciación de activos, entra en causa de disolución.

Asimismo y como consecuencia de lo anterior, las empresas no estarán obligadas a presentar concurso de acreedores por las pérdidas originadas por la depreciación de activos como consecuencia de la crisis inmobiliaria. Si sus fondos propios son inferiores a la mitad del capital, una de las causas obligatorias de quiebra, tendrán dos años de moratoria.

El reflejo en la contabilidad es muy simple. La devaluación de las garantías ofrecidas por las sociedades para la obtención de créditos no tendrá impacto en su cuenta de resultados.

Pues bien con esta medida lo único que se ha conseguido es falsear la realidad. «La depreciación de activos tendrá que asomar por algún lado antes o después», porque no es ninguna solución ocultar debajo de la alfombra la situación real de las empresas.

La pregunta es: ¿y dentro de dos años que va a pasar? El tema es muy serio porque ahora le toca el turno a los Bancos y Cajas. Si no se contabilizan las depreciaciones de los activos no sabremos nunca cual es la situación de solvencia bancaria en nuestro País.

Ya se ha anunciado un fondo de ayuda para el sistema financiero de 9.000 millones, con capacidad para endeudarse hasta 90.000 millones de euros. Pero el Banco de España exigirá acciones encaminadas a su reestructuración.

¿Como lo harán?. Hablan de que el Gobierno debe participar en el Capital social de los Bancos mediante toma de posiciones en su accionariado, con ese fondo, y mediante la emisión de cuotas participativas en las Cajas, incluso proponiendo derechos políticos además de económicos.

La crisis bancaria es lo que se nos avecina porque los promotores y las PYMES ya saben lo que tiene que hacer....

El Gobierno en connivencia con los Bancos quiere solventar los problemas de la banca para que no “cunda el pánico” Pero los Españoles seguiremos sin saber lo que ocurre por la venas del sistema financiero que al fin y al cabo es lo que da vida a cualquier sistema económico.

Millones y millones para la banca. Pero a las empresas sigue sin llegar y la gente no entiende nada de nada.